¿CÓMO ELEGIR LA RESIDENCIA MÁS ADECUADA?

6 de febrero de 2019

Son muchas las familias que tienen a su cargo a los padres o abuelos, ya sea viviendo todos juntos o en otro lugar si viven solos. Puede llegar el momento en que estas personas no se valgan por sí mismas o necesiten ayuda para las tareas cotidianas, y haya que tomar una decisión para que no estén tantas horas solas.

En la actualidad son muchas las familias que deciden acudir a una residencia para la tercera edad, si además no disponen de tiempo para dedicarles si tienen largas jornadas laborales o si ni siquiera viven en la misma ciudad.

Ingresar a los más mayores en una de estas residencias es algo habitual y favorable, ellos estarán en manos de profesionales y los familiares podrán cumplir con sus obligaciones, no hay que verlo como algo negativo o como si fuera “abandonarles” o “fallarles”.

A la hora de elegir residencia hay que fijarse en la calidad de los servicios que ofrecen, en sus instalaciones y contar también con la opinión de la persona mayor, que es la que va a vivir allí.

Es importante visitar varias residencias para poder comparar, leer con atención el reglamento y valorar los costes económicos. El centro que se elija debe contar con los permisos pertinentes y autorizaciones.

Hay que fijarse en si el personal que trabaja en ese centro está perfectamente cualificado y si cuentan con personas con formación en geriatría y enfermería.

Los horarios de visita deberían ser amplios y flexibles para que usted pueda pasar un rato con su familiar cuando quiera, además de tener acceso al teléfono y que se permitan hacer llamadas privadas.

En cuanto a las instalaciones es recomendable que sean amplias, que haya diferentes espacios para ver la televisión, hacer actividades y sobre todo una zona exterior para que se pueda salir al aire libre.

Otra cuestión importante es el servicio de comedor con menús variados y que se adapten a las necesidades de cada uno, que haya nutricionistas que se encarguen de la organización y que haya variedad.

De esta manera una residencia para personas mayores no puede tener barreras arquitectónicas ya que hay que considerar que muchas de estas personas pueden ir en sillas de ruedas, andador o simplemente tener dificultades para caminar.